Pequeño aporte sin fines de lucro que pretende juntar un montón de información que circula en Internet sobre el candombe, como un fenómeno cultural uruguayo, y que he intentado agrupar organizadamente. El agradecimiento que corresponde a los usuarios que hayan subido dicha información en forma de imágenes, videos, documentos, etc. y la bienvenida a todo aquél que entre a este rincón para comentar, criticar, aportar algún dato, o simplemente disfrutar....salud candombe!

martes, 14 de diciembre de 2010

Alfredo Guillerón, un ingeniero del tambor en el barrio Palermo

El hombre ha buscado siempre, a través del trabajo, construir su destino y el de su comunidad. Pero muchas veces ­cuando ya está definida su profesión y vocación debe cambiar y transitar por senderos imprevistos. Tal es el caso de Alfredo Gillerón, el popular "Pocho" del barrio Palermo, un insoslayable referente en la fabricación de tamboriles en el Uruguay. "Del negro debemos aprender a tomarnos un tiempo para la pausa". 
por Guillermo Bregante - La República - 03/02/00
En su casa-taller de Maldonado casi Gaboto, el artesano narró su experiencia a LA REPÚBLICA. 
-¿Cómo llega a la fabricación de tambores, cuando precisamente no es un oficio muy popular?  
-Yo nací en el barrio, en las calles Carlos Gardel y Paraguay y siempre estuve entreverado con las comparsas y los negros, con los que salí a tocar el tambor desde los tres años. A los 16 años, tenía la comparsa que salía desde Carlos Gardel y Julio Herrera y Obes. Eran quince o veinte tambores y yo el que los arreglaba.  
De a poco fui quedando como el que los arreglaba, pero nunca había hecho uno. 
Salí con Morenada, Yambo Kenia y otras agrupaciones. Mi oficio fue electricista y trabajaba para empresas particulares que tenían contratos con UTE. Después, cuando bajó el trabajo, empecé en el barrio a hacer trabajos particulares y también algo de carpintería. 
Un día hace algo más de 20 años atrás, alguien me propuso fabricar tamboriles y como tenía algunas herramientas y máquinas de carpintería, hice uno en pino Brasil.  
Después me fabriqué una cuerda para mí, en acacia negra. Enseguida, los vio un compañero y los quiso comprar. La verdad es que no era mi intención desprenderme de ellos, hasta que me convenció. Luego me hice tres más por hobby, ni pensaba hacerlo profesionalmente. Ni por asomo. Venía bien la "guita" y los vendía.  
Los secretos de la madera 
-¿Cómo fue el paso siguiente? 
-En 1990 empecé a vender los tambores en el Palacio de la Música, con lo que logré formalizar mi empresa. Este oficio lo hice sin "libros", a base de ir tratando de descubrir sus secretos. 
 El secreto es la madera y el alcohol que impide que se pudra. Con tanto tiempo de alcohol y mosto de whisky la madera de la barrica está curada, no deja que le entre la polilla. 
Claro que también debe adoptarse la precaución de no exponerla al sol y al agua, a la intemperie, donde allí si se empieza a pudrir, pero cuesta mucho.  
Un paso indispensable en este proceso, fue recorrer las barricas de whisky, comenzando por Carrau, donde me hacían buen precio, al punto que aún en el sobretecho, debo tener más de 1.000 tapas.  
Ahora, compro sólo la madera, no más la barrica, porque?para qué quiero las chapas y los hierros? 
Otro de los logros importantes o avances que hice en el oficio, fue lograr una forma prácticamente automática los flejes del tambor, las abrazaderas. Al principio había que hacerlas una por una, para, a golpe de martillo, dar ese pequeño vuelo o pollerita que tiene el fleje para acompañar la caída del tambor. 
Primero me hice una maquinita con rulemanes que no funcionó muy bien, después con unas platinas.  
Para hacer una comparación, ahora pongo a mi hijo Alvarito y en una mañana me hace cantidades enormes de abrazaderas. 
-Ahora, luego de optimizar el proceso industrial, por decirlo ¿Cuánto demoras en fabricar un tambor? 
- Antes me llevaba dos días y ahora lo hago en medio día. Incluso, si estoy con todas las pilas, puedo sacar tres en la mañana y otros tres en la tarde. 
-¿Qué función cumple cada uno de los tres tambores que hacen una cuerda, el chico, piano y bombo? 
- La cuerda realmente no son tres, sino cuatro tambores: chico, repique, piano y bombo. Ahora el bombo se dejó de usar, porque se usan los pianos más grandes. Pero no se toca como base, se toca como piano, mas grande. 
El chico es el que lleva el ritmo, más rápido o más lento, lo sigue el piano y el que improvisa, inventa, con su ritmo y tiempos propios, es el repique. 
El piano es sonido grave y no repica. Cuando repica es para llamar al repique. El chico es monótono, pero lleva los tiempos. 
Antiguamente, cuando una llamada iba enlenteciéndose, iba para atrás porque no aguantaban el ritmo. Entonces, se llamaba al chico y allí levantaban todos. 
 Ahora se usa mucho el repique que, como es más sonoro, sobresale sobre los otros dos. 
-¿Hay mercado para los tambores? 
-Siempre lo hubo y sigue habiendo. 
-Pero no todos los días uno sale a comprar un tambor. 
-Ciertamente que no, pero también hay mucha gente que lo hace. Yo le he vendido tambores a escribanos, y doctores.
Antes era "cosa de negros" pero ahora es de todos.  
Incluso, en muchas fiestas se contrata una cuerda de tambores para animar. El negro siempre está dispuesto a tener un momento para la música, para los amigos, para encontrarse, hacer la pausa. 
Artesanos del tambor 
-¿Cuántos artesanos se dedican hoy a los tambores? 
-Aunque te parezca mentira, hay unos treinta. Antes estábamos Juan Velorio, el chico Acosta y yo. El padre de chico Acosta los hacia en la calle, en José Ma. Ross y Paraguay y allí aprendió Juan Velorio. Agarraba una barrica de yerba, un cepillo de mano, contra el cordón de la vereda, los enlonjaban, secaban algo al sol y estaba pronto. 
-¿Algo cambio contigo? 
La perdurabilidad del instrumento. Por ejemplo: se ponían los flejes y no se encolaban. Ahora sí.  
Antes se clavaban con tachuela. Hoy se usan tensores y la lonja se moja con la mano que transpira y se estira, se destempla. 
Con los tensores, tomás la llave apretás un poco y listo, sin parar ni alejarte de la comparsa. 
Ahora se usan mucho las lonjas con parches de batería, pero yo sigo utilizando las lonjas de origen animal, salvo que así lo quisiera el cliente. 
Tiempo atrás, la recolección de residuos se realizaba con los carros tirados con burros. Cuando fallecía algún animal, nos avisaban e íbamos a buscar la panza, con la que se hacían las mejores lonjas. Ahora utilizamos de caballo, vaca, y hasta de cordero. 
Vaca más bien se utiliza para el piano. Para el chico y el repique se utiliza el caballo, que es más fuerte. Otro tema son los tensores de hierro y los de aluminio. No es que evites pegarles y por tanto lastimar la mano, sino que los de hierro con sus puntos de soldadura y su posterior limado te lleva un tiempo bárbaro y además tampoco queda perfecto, por más que lo alises al máximo. 
-Tengo entendido que has vendido al exterior y que estás tratando de imponer una línea de exportación. 
-Mis tambores (Pocho's Tambores) están en todos lados. Acá han venido a comprarlos y se los han llevado a Buenos Aires, Nueva York, Melbourne, Sydney, Barcelona, Estocolmo, Miami. En fin, mis tambores están en muchos lados, para decirte los lugares que me acuerdo ahora. 
Incluso, el pasado año hice un intento fallido de ir yo directamente a Buenos Aires a venderlos, pero a pocos kilómetros de Colonia rompí el motor de la camioneta.  
En los primeros meses del próximo año haré el cruce del charco y seguramente voy a establecer una salida comercial para mi producción. En cierta medida, la pauta me lo dan las respuestas obtenidas en Internet, ya que tenemos una página Web de nuestros productos.  

A mí - Juceca

A mí, qué quiere que le diga, es escuchar un candombe bien tocado, y me viene una cosa acá. Como una emoción en el pecho. 
Recuerdo que, luego de pasar en forma obligada algunos añitos sin escuchar un candombe en vivo, cuando en reunión con algunos porteños en Buenos Aires, les quería explicar cómo era, cómo sonaban y cómo se movían, cómo había que caminar al tiempo de ir tocando el tambor, trataba de imitar el ritmo, y me venía esa cosa acá, y me tenía que ir a encerrar al baño hasta que me echaba agua en la cara y se me pasaba "eso".  
Yo no me crié en el barrio Sur, ni en Palermo. Soy de un barrio desabrido. Pero mis abuelos vivieron en la calle Tacuarembó y San Salvador, y de tanto en tanto iba con mi viejo a visitarlos, y ahí estaban los tambores. Mi padre se saludaba y conversaba con un negro de traje y corbata, Silva de apellido, y me decía que era una excelente persona.
Nunca supe tocar los tamboriles. No es nada fácil. Algunos dicen, todavía, que los negros lo traen en la sangre, pero el folclorólogo Lauro Ayestarán, decía que eso era racismo, porque los negros traen en la sangre lo mismo que los blancos. 
Según tengo entendido, se trata de un líquido fibroso llamado plasma compuesto por glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. No hay sangre azul, ni sangre charrúa. Hay sí, algunos "sangre de horchata" que se les viene el mundo abajo y se mantienen lo más panchos. Hay también distintos tipos de sangres positivas y negativas, pero uno puede tener sangre positiva y ser un negativo asqueroso tirador de malas ondas, y otro puede ser de sangre negativa y ser un tipo positivo que va arriba y no se achica con nada. Lo que a nadie le circula por las venas son tambores, ni violines, ni pianos, ni panderetas ni cornetitas. 
Ahí andan algunos lubolos, blancos pintados de negro, que tocan los tambores que es un lujo. A mí, no sé de dónde me viene esa pasión por el candombe. Me refiero al callejero, al previo al carnaval, al que sale en las tardecitas veraniegas por Isla de Flores, por Durazno. Yo me les pego. No voy atrás, sino al costado, y dentro de lo permitido, con el mayor de los respetos, lo más cerca posible. Los veo majestuosos, como poseídos, las manos sangrantes y ese caminar medio atravesado. Son, los tambores del candombe uruguayo, los únicos de América Latina y el Caribe, que se tocan marchando. No me gusta verlos tocar parados en un tablado, ni en un teatro. Mi alma, o lo que sea, los necesita caminando, cuerpo y tambor una sola cosa, un solo instrumento. 
Pensar que en el diccionario Sopena editado en 1954, y reeditado y corregido en 1962, en la página 609 del Tomo I, dice: "Candombe: baile grosero y obsceno, que se usaba entre los negros de América del Sur. Tambor prolongado, de un solo parche, con que se acompañaba este baile". El diccionario está ahí, tiene sólo cuarenta años de editado.
En el 62 yo ya marchaba atrás de los tambores, me emocionaban los cadenciosos y delicados pasos de la Mama Vieja con su sombrilla, y los dolorosos quiebres reumáticos del negro viejo, y también, señor, la elegancia y habilidad del escobero. Y atrás los tambores, imponentes. Lo lamento por usted, señor Ramón Sopena, que nunca pudo sentir lo que yo siento marchando junto a los tambores, serio, emocionado, respetuoso, admirado. Jódase. 

viernes, 10 de diciembre de 2010

La lonja

La lonja proviene del cuero de diferentes animales, vacas, burros, caballos, corderos y hay incluso cuentos que en África se toca con piel humana. 
El espesor de la lonja determina el timbre de sonido que emitirá al ser percutida, siendo la piel de panza burro la más fina y de más alto timbre y la de lomo de vaca la más gruesa y más apropiada para los sonidos graves del piano.
¿Pincho? 
Aunque no es muy fácil de determinar, se podría decir que una lonja de chico dura unas 250 a 300 horas. Alguna gente rompe lonja cada dos o tres meses, otra gente por la calidad de lonja que le toco en suerte o vaya uno a saber porque rompe una vez al año, o quizás más.  
Cuando uno pincha, si está tocando debe quedarse quietito y dejar que la cuerda le pase por los costados. Se para en el fondo sin decir epítetos insultantes hacia la lonja (por lo menos en voz alta) y empieza a hacer madera. Ineludible obligación, nada de quedarse haciendo que toca o tocando en algo que suena como caja de zapatos. Para atrás y a hacer maderita. 
A enlonjar 
Primero, aunque parezca algo tonto, hay que conseguir la lonja. Hay que ir a marroquinerías o casas de cueros y pedir "lonja" a secas.
Hay que ponerla al trasluz, y ver si tiene quebraduras. La lonja seca es como una tabla o como una chapa, si se la maltrata estando seca, se quiebra. 
También debemos calcular el tamaño del tambor donde será aplicada, y no asustarse con las lonjas pequeñas o grandes, miramos la calidad, el tamaño y listo.  
 En tambores con tensores 
Antes de ponerse a enlonjar debemos desarmar el tambor, mojar la lonja rota y sacarle el aro inferior. Luego dejamos en agua la nueva lonja por una hora idealmente y a empezar con lo divertido. 
 1.    Ponemos el aro que estaba dentro de la lonja rota sobre el sector de la nueva lonja que nos interese utilizar. Es recomendable usar la parte más fina posible para los chicos, y la más gruesa para los pianos. También tomar en cuenta de orientar la parte donde ira la mano hacia la parte más fina del pedazo que utilicemos. 
2.    Marcamos con una tiza o lápiz un círculo concéntrico al aro, de unos 10 centímetros más grande que este. Esto será llamado "pollera". 
3.    Usando una trincheta o tijera cortamos, con cuidado de no cortarnos un dedo de un solo tajo, la lonja por la línea dibujada en el paso anterior. 
4.    Doblamos la pollera sobre el aro, y aquí veremos que el aro queda como encerrado dentro de la lonja. 
5.    Cosemos con un hilo fuerte la pollera en diámetros, Ej.: el norte de la pollera con el sur, el este con el oeste. Haciendo ocho rayos estará bien. 
6.    CUIDADO: no coser por ningún motivo la parte "de abajo" de la lonja, la que queda debajo del aro. 
7.    Tensamos los hilos para que la lonja en la parte inferior del aro quede lo más tensada posible. 
8.    Colocamos este "sandwich"de lonja y aro sobre el tambor. 
9.    Colocamos el aro de tensores. 
10. Con sumo cuidado y evitando excesos, apretamos los tensores. Nada de mucha tensión, como para que quede en su sitio toda la estructura. Llegado este paso veremos que el aro, el aro de tensores y la lonja están todos en un mismo plano. No asustarse, esto no quedara así. 
11. Dejamos secar todo un día sin tocar nada y sin ansiedades. 
12. Al otro día cortamos la pollera lo más corta que se pueda sobre el aro de tensores. Esto en el caso de lonjas gruesas puede tomar un trabajito y consiguiente dolor de dedo importante.  
13. Dejamos secar aun más, y si es posible al sol del mediodía. 
14. Luego de que todo este bien seco, tensar normalmente hasta encontrar el punto deseado.
En el caso de tambores con lonja clavada 
1.    En vez de coser y tensar el hilo, hay que presentar la lonja sobre el tambor 
2.    Clavarla en un extremo 
3.    Ir al otro extremo 
4.    Tirar fuerte (fuerte y con ganas con una pinza) 
5.    Mientras esta tensado clavar 
6.    Repetir estos tres últimos pasos girando 90 grados, luego 45, luego 22, etc. 
7.    La lonja debe quedar clavada en más o menos unos 30 o 35 puntos. Se puede clavar a gusto luego de poner 15 o 20 donde uno crea necesario. 
8.    Al terminar el trabajo si le pegamos con el dedo debe hacer un sonido muy pero muy grave. 
9.    Si se hunde por su propio peso o tiene arrugas, está mal hecho, sacar todos los clavos y hacer todo de nuevo. 
10. Dejar secar varias horas.
11. La primera templada debe ser muy cuidadosa, lejos del fuego.